domingo, 3 de junio de 2012

REINO UNIDO



                                                                                   INGLATERRA

Primer viaje

Fue en mayo de 1976, destino Londres, en “viaje de novios”. 
Era la primera vez que tomaba un avión. No era algo tan corriente como pueda ser ahora, por lo que no dejaba de sentirme impresionada ante la expectativa de abandonar tierra firme.
El vuelo fue bien y la estancia en Londres nos permitió visitar los lugares más típicos: Trafalgar Square, Picadilly, etc. pero de ese viaje, al no tener ni una sola fotografía ni postal alguna, no tengo recuerdos nítidos como para reseñar en este blog y lo haré en el apartado correspondiente al segundo viaje, del que si guardo fotografías y anotaciones. Añadir, eso sí y a riesgo de parecer muy superficial, que guardo un recuerdo especial hacia las pizzas que comía todos los días en una cadena de pizzerías llamadas Pizzeland y que no he vuelto a probar en ningun otro sitio. Aunque quizás la impresión tan favorable fuera causada porque en España casi no había pizzerías o porque en Londres apenas se podía comer otra cosa, al menos que a mi me gustara.

Segundo viaje

Fue en el verano de 2006, aprovechando las vacaciones para visitar a unos amigos que estaban pasando unos meses en Londres con motivo de la concesión de una beca.
Nos habían reservado un hotelito en el centro de Londres, muy cerca de la Biblioteca Nacional y desde donde podíamos ir andando a casi todos los sitios de interés.
LONDRES
Visitamos:
- National Gallery en Trafalgar Square. La plaza era un gozo recorrer por el espectacular despliegue de palomas que no se asustaban de la gente. En el centro la columna de Nelson, con los magníficos 4 leones de bronce. El museo merece un capítulo aparte por la riqueza de las colecciones que custodia.
-Biblioteca Nacional, impresionante, con los medios más sofisticados al alcance del visitante y  un lugar que guardaba verdaderas joyas literarias que podían consultarse en formato digital.
-Picadilly Circus, que no tiene nada de particular, excepto la estatua de Eros en el centro, pero que es una visita de obligado cumplimiento. 
-Torre de Londres y el puente sobre el río Támesis, admirados desde un paseo agradable donde abundan los edificios del último grito en arquitectura que contrastan con sus vecinos del otro lado del río.
- los Parques inmensos y el  palacio de Buckinham. Los jardines de palacio se extienden hasta Hyde Park, por donde es una delicia pasear y la gente se tiende en el cesped aprovechando los suaves rayos de sol.
- El Parlamento, el famoso Big Ben y, a lo lejos la Noria desde la que se puede ver una panorámica aérea de la ciudad pero nosotros teníamos bastante con nuestros paseos por la tierra.
Después de unos agradables días en Londres, tomamos un avión que nos iba a trasladar a Escocia, en donde iba a continuar nuestro viaje.

 ESCOCIA :

GLASGOW, la capital, es una ciudad agradable y no muy grande. Tuvimos la 
suerte de encontrar un hotel desde cuya habitación teníamos una vista privilegiada de la ciudad. Estábamos muy cerca del centro y allí hicimos un montón de compras (había rebajas) a precios más baratos que en España.
Lo que más me gustó de Glasgow fue su Catedral. Una iglesia de piedra  negra, rodeada de vegetación y de un pequeño cementerio que le daba un aire misterioso y solemne. Me pasé un buen rato observando esta belleza desde un banco de piedra de sus jardines.
Otro lugar que visitamos fue su antigua Universidad, cuyos edificios rebosaban historia y cultura, todo ello rodeado de espléndidos jardines y miradores desde los que se podía admirar diferentes puntos de la ciudad.

EDIMBURGO, importante ciudad y muy turística. Subimos al Castillo y bajamos por la arteria principal de esta ciudad famosa por el festival que se celebra  precisamente en estos días, por lo que las calles y muchos edificios estaban engalanados.
Hay muchos desniveles dentro de la ciudad, tantos que casi puedes practicar escalada dentro de ella. En un alto en el que se encuentran importantes museos, había un gran espacio verde en el que descansar y donde tocaban músicos de todo tipo.
Había una exposición impresionante de Ron Mueck, pero no tuvimos tiempo de entrar a verlo.
ISLAS HÉBRIDAS
Desde Glasgow partimos en tren hasta la ciudad de OBAN, que es la puerta a las islas. Nuestro destino era la Isla de MULL y, en concreto, un pueblecito llamado Tobermory.
TOBERMORY ¡qué belleza! Era un pueblecito pequeño, de pescadores. La casa donde nos alojamos estaba en lo alto de una loma, lo que nos permitía tener una preciosa vista de la bahía, con sus casitas pintadas cada una de un color, haciendo contraste  con el mar y el cielo (foto de presentación).
Aquí pasamos unos días inolvidables, paseando por verdes bosques con densa vegetación porque la lluvia era una constante y la humedad mantenía todo el paisaje de un verde esplendoroso que contrastaba con el oscuro color de las piedras de antiguos castillos.
De vuelta a Oban en el mismo transbordador que nos llevó a las islas y de ahí a Glasgow para volver a tomar un avión hasta Londres y desde Londres regresamos a casa.
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La EMOCIÓN asociada a este viaje se concentra en Escocia. Por un lado la catedral de Glasgow, con su pequeño cementerio, me produjo una sensación de paz indescriptible. Por otro lado la belleza de la isla de Mull y en particular el pueblecito pesquero de Tobermory, un lugar que nunca podré olvidar.

     
                                         


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